martes, 22 de abril de 2014

El fin de Europa... otra vez.

Durante muchos años se ha ido creando una Europa que ha ido creciendo unida. Esta unidad se fundamentaba sobre todo por la existencia de un enemigo peligroso, el bloque comunista. Y el miedo a que este bloque pudiera absorber a más países y crecer hacia occidente provocó una solidaridad económica, para evitar que algún país decidiera unirse a la URSS.

La semilla de aquella unión fue la libertad de movimiento de mercancías, tratados de libre comercio, la famosa CECA, o Comunidad Europea del Carbón y el Acero, formada por Francia, Alemania (versión occidental), Italia, Bélgica, Luxemburgo y Los Países Bajos. Y esto fue la semilla de la Unión Europea.

La creación de ese suprapaís denominado Comunidad Europea se gestó paso a paso, y siempre basada en una solidaridad económica, una base de crecimiento similar entre países, unas bases democráticas y una política de no intervención en los asuntos de cada estado, pero estableciendo unas políticas comunes aceptadas por todos los estados.

Y cada estado nuevo que entraba en esa Comunidad Europea, aceptaba aplicar esas políticas comunes, a cambio de recibir ayuda del resto de los estados miembros para entrar en el tren de crecimiento. Y estas ayudas se concretaban sobre todo en la entrada de fondos para infraestructuras, algo que moviliza la economía, y ayudas para el desarrollo de zonas deprimidas dentro de la Unión, los famosos fondos FEDER, de ayuda al desarrollo regional.

El año 2000 supuso un hito, un punto de inflexión en la comunidad europea. La creación del euro era una apuesta importante que podría dar lugar a un salto adelante de la Comunidad Europea, para ponerse a un nivel económico similar a Estados Unidos.

Pero en nacimiento del euro nació cojo y con malos presagios. No todos los miembros de la unión lo aceptaron como moneda, y no se consiguió dotar a la moneda de una política social coherente. En varios de los países donde se sometió a votación, la Constitución Europea fue rechazada. Esto supuso el rechazo a ceder una soberanía social a Europa, pero sin embargo se cedía la soberanía económica.

Y si no había una organización supranacional que tomara las decisiones, el euro nacía prostituido, hijo de mil padres, y controlado por técnicos de la Comisión Europea, que no olvidemos es algo completamente diferente a la Comunidad Europea, aunque compartan siglas, técnicos denominados comisarios y al servicio de intereses diferentes a los de los países que representaban.

Y ese euro, débil y caro, no tardó en sucumbir frente a un sólido y experimentado dólar muy implantado en los mercados internacionales, concretamente 8 años desde su implantación, (apenas 6 desde su popularización) El euro no pudo soportar su primera crisis e hizo sucumbir a países que habían basado su crecimiento en el endeudamiento en euros.

Y ahí se produjo el segundo error, las políticas de ajuste. Una política de ajuste lo que persigue es contraer la influencia económica del estado, y lo que consigue es una polarización de la riqueza. Y el euro, unido a las políticas de ajuste económico has ido destruyendo la Comunidad Europea como un castillo de naipes.

Todos los mecanismos de crecimiento económico y cohesión social han desaparecido. Los fondos FEDER son testimoniales. El BCI, un instrumento creado para fomentar la inversión industrial, no funciona, y el poder de la Unión lo ha tomado la Troyka, formada por el FMI, la Comisión Europea y el BCE, tres organismos no controlados directamente por los estados ni por el parlamento europeo.

Y los países, que no cedieron su soberanía social a la vez que la económica, empiezan a reaccionar. Y se está produciendo una fragmentación económica entre países, y una reacción diferente entre los más ricos y los más pobres. Sorprendentemente, en vez de reaccionar los más desfavorecidos, como Grecia o España, plantando cara a las políticas de la Troyka y protegiendo a su población del expolio al que están siendo sometidos, son los más ricos los que están estableciendo políticas de restricción de movimiento de capitales y personas, impidiendo al capital que ha huido a sus bancos salir del país e impidiendo a la población de los países que más están sufriendo el expolio establecerse en sus países.

Se impide el reparto de la riqueza y se cierran las puertas a la miseria.

El cómo se ha llegado a esta situación, que explico en forma de novela en el libro El sueño español, no nos resta responsabilidad por el pasado, pero no es menor la responsabilidad de nuestros políticos en aceptar esas políticas que perjudican gravemente nuestra cohesión social, agarrándose como un clavo ardiendo a una Comunidad Europea herida de muerte.

Y herida de muerte porque se está restringiendo los movimientos de personas y capitales. Se está interviniendo en la economía de países como los intervenidos, a los que hay que sumar España e Italia. Y porque el euro está perdiendo terreno a nivel mundial, derrotado por el dólar, y acosado por el yuan. Y cuando el euro colapse, ya no quedará nada en la comunidad europea, salvo quizá una gran tensión social, similar a la que se ha vivido en tiempos pretéritos, y que desembocaron en políticas populistas similares a las que están surgiendo en estados como Grecia o Francia.

Y eso es lo verdaderamente preocupante, como acabará el colapso.

¿Te ha gustado el artículo? Puedes entrar en el Área de Debate (Pincha aquí para el debate), un hilo vinculado a este artículo abierto en el foro "burbuja.info"

Si quieres conocer más sobre mí, puedes leer mis novelas, Puedes informarte aquí. de estilo variado, desde el humor de "Por un puñado de polvos" hasta el género fantástico de "La muerte de Adam", pasando por la novela policíaca de  "Crimen perfecto" o mi última novela "El sueño español, recientemente publicada 

Si te gustaría ayudar a difundirlo, puede subirlo a Menéame (Pincha aquí para menearlo)

Si te gusta el blog, puedes seguir esta página de facebook (pincha aquí y dale "megusta") o seguir al usuario de twitter (Pincha aquí y sígueme)

1 comentario: