viernes, 19 de junio de 2015

Mariano se nos lleva a Maroto

Parece que el desplante que hizo Maroto el día de la constitución del nuevo ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz tiene premio desde Madrid. La huida del pleno para ir a llorar a su mentor le ha proporcionado una vicenosequéchorrada que se ha sacado de la manga Mariano.

Un cargo dentro del partido de dudosa financiación, creado en apenas 3 días. La sensación de desasosiego que da que un presidente de gobierno cree en tan poco tiempo un alto cargo dentro del partido, para el cual únicamente ha otorgado nombre y nómina, ya que sus funciones no le ha dado tiempo a definir, es bastante alarmante.

Improvisando así, no me extraña cómo va el país. Porque el país del arcoiris y los unicornios de colores que nos sigue pintando ya no se los cree nadie. No ha recibido el mensaje que le han dado las urnas, y sigue pensando que el problema es la comunicación, y es por ello que ha sustituido a Floriano por Casado, otro que ya tal.

Volviendo a Maroto, el que quedó primero, que no ganó, las elecciones municipales en Vitoria con un discurso marcado por una xenofobia de baja estofa, al estilo de Albiol en Badalona, y aderezado por el típico discurso antivasquista que esta vez no ha dado tiempo a cuajar, ha demostrado, tal y como hizo previamente su mentor, Alonso, que sus miras están en Madrid, para lo cual Gasteiz es tan sólo un trampolín a la fama.

Y regresando a Mariano, se está convirtiendo en el mejor aliado de la oposición. Sólo se ha bajado los pantalones en lo que va de legislatura con Gallardón, pensando quizá que su reforma del aborto podría restarle votos, y con Mato cuando la situación era completamente insostenible. Sigue pensando que todo va bien, que la gente se traga lo de la herencia recibida sin darse cuenta que hay alternativa tanto a él como al PSOE con el que nos amenaza, sigue en sus trece manteniendo a Soria, alguien que se ha cargado algo tan lejano como el mercado de las renovables, del que vivían tanto directa como indirectamente decenas de miles de familias en este país y se enfrentado a comunidades autónomas de su color, como Castilla y León, Baleares, Valencia o Murcia, por no comentar Canarias.

Aún sabiendo que somos conscientes de la lucha encarnizada que mantienen Cospedal y Santamaría, les da su apoyo, y en definitiva no ha movido ni un ápice de un gobierno en el que ninguno de sus ministros ha conseguido despertar la más mínima simpatía, pensando quizá que sus votantes volverán a su redil al ver los pactos entre PSOE y Podemos. Esa visión tan infantil de la realidad es la que tiene el presidente del gobierno, y es precisamente por ella por la que va a salir por la puerta de atrás.

De Ciudadanos se dice que es el cambio para que nada cambie. De Mariano podemos decir lo contrario, que no cambia nada pensando que todo va a cambiar.

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