miércoles, 5 de marzo de 2014

Desmontando la hipocresía de los autodenominados "neoliberales"

El lunes, en el foro económico de Bilbao, entre genuflexión y genuflexión de De Guindos a Cristina Lagarde grandes figuras del poder económico empresarial español se soltaron la melena, lanzando duras críticas al intervencionismo del  estado. Así pues el señor Galán (Gañán lo definiría mejor) hablaba de lo cara que es la electricidad en España, debido a las subvenciones en el mercado regulado. Eso dicho con la boca grande alguien que con la boca pequeña ha conseguido que la empresa que dirige, Iberdrola, sea la empresa no financiera que más subvenciones ha conseguido en los últimos años.

El señor Galán suele lanzar amenazas desde su púlpito contra las energías renovables, a favor del gas de sus ciclos combinados, que deben ser la rehostia en producción eléctrica. Su argumento principal suele ser que no se puede garantizar el suministro eléctrico a medio plazo porque no es posible predecir el tiempo que hará, y yo me pregunto... ¿puede él predecir a medio plazo el precio del gas?

Pero no es el único neoliberal que ha hablado de economía criticando el modelo intervencionista, aunque tan sólo en la parte que no le favorece. Ahí tenemos a un sector financiero que no da crédito, y que reclama un modelo económico no intervenido. Sorprende que quienes han recibido el mayor volumen de subvención pública en la historia de la humanidad, quienes tienen a su disposición los canales financieros legales (recordemos que cualquier transacción comercial por encima de poco más de 1.000 € es necesaria realizarla a través de una entidad bancaria, pagando por supuesto el "IVA financiero" en forma de libre comisión) y quienes están empezando a poner coto a cualquier tipo de competencia (la regulación restrictiva del crowdfunding) propugnen una menor intervención estatal en la economía.

Y seguimos. Un argumento típico de los políticos neoliberales, sobre todo cuando hablan de Andalucía (ahora como gobiernan en Extremadura, esta comunidad ha salido del argumentario político) es referente al supuesto voto cautivo de cientos de miles de millones de personas que no quieren trabajar y viven de los subsidios públicos. Un caso sonado ha sido aquel de un politiquillo que llegó a decir, con respecto a la ley de la memoria histórica, que hay quien se acuerda de sus familiares enterrados en cunetas cuando hay subvenciones. Y resulta llamativo que quienes más defienden la retirada de subsidios a familias que no pueden mantenerse por si mismas, sean quienes llevan toda su vida viviendo del erario público, sin mayor valor añadido que el acudir de cuando en cuando a apretar un "votón" en su escaño.

Pero no es el único momento en el que los políticos neoliberales se retratan. No hay nada como dejarles hablar de la función pública, criticando el puesto vitalicio de los funcionarios, ganado no lo olvidemos por méritos tanto en oposición como profesionales, cuando por detrás nos han llenado el sector público de inútiles cargos de confianza cuyo único mérito es tener algún tipo de relación con el político que otorgaba puestos a dedo

En definitiva, mucha hipocresía en las filas neoliberales, que alardean de una ideología platónica sin posibilidad real de llevarla a la práctica, de la que hablan sin tapujos, quizá para tapar sus propias vergüenzas.

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