Se ha puesto de moda una nueva burbuja tecnológica a nivel mundial, y con unas perspectivas tan importantes que hasta el gobierno alardea de ella, llamándola startup tecnológica. En general se trata de una microempresa de pocos miembros, aveces uno solo, que crea una empresa con muy poca inversión, generalmente un ordenador y una conexión a internet, y que paga sus cuotas de autónomo religiosamente a través de un crédito obtenido en condiciones "ventajosas" y que se pasará toda la vida pagándolo.
La inmensa mayoría de los empresarios son jóvenes, ingenieros informáticos o similares, y se dedican a realizar aplicaciones para móviles, generalmente juegos, esperando dar el pelotazo, encontrar el juego o la aplicación que la pete, y que les haga millonarios.
Entre sus héroes, Steve Jobs, ese gran pensador creador de Apple, Mark Zuckerberg, el de Facebook y en menor medida Bill Gates, el odiado dueño de la todopoderosa Microsoft, el enemigo a batir. No saben mucho de ellos, tan sólo que son gente del "pueblo", como ellos, que empezaron de la nada y han creado imperios con una idea tan genial como tonta... "se me podía haber ocurrido a mi, se me puede ocurrir a mi" es su lema.
Pero la realidad de estas startups tecnológicas es que son de vida efímera, que no crean un valor añadido más allá que el posible pelotazo, y que en realidad se trata de jugar a la lotería. Por cada Angry Birds que aparece, se crean miles de juegos que apenas tienen 10 descargas, que han llevado cientos de horas de trabajo y que los ingresos que han proporcionado por los canales típicos de publicidad apenas han cubierto del gasto de un bocadillo.
Se nos está metiendo en la cabeza que el futuro es de los emprendedores, del autoempleo, y que la tecnología es el futuro, en un país donde hacerte emprendedor es una aventura, un agujero negro fiscal en el que pagas, pagas y no recibes nada a cambio, donde no existen ya subvenciones al desarrollo tecnológico, y donde después de tirar a la basura miles de millones en desarrollos tecnológicos en sectores como el de las energías renovables, el estado se ríe de ti confundiendo tecnología con informática.
Pero la realidad es que el sector de las nuevas tecnologías apenas crea empleo estable, que sus triunfos son efímeros y que se basa en pequeños pelotazos puntuales a la espera del gran pelotazo, ese que nunca llega, y que genera más pérdidas que beneficios a los inversores, que al cabo de poco tiempo deben declarar la quiebra de su idea, ahogados por las deudas bancarias, esas que exigen garantías personales y que arrastrarás durante toda tu vida.
Porque tu primer pequeño éxito te animará a seguir, y aunque no te dé para vivir, te permitirá endeudarte, hasta el siguiente, y así sucesivamente hasta que la deuda alcance tu capacidad personal de devolverla, y entonces es cuando el banco corta el flujo de dinero y exige su devolución, y es entonces cuando finaliza tu aventura, y cuando el regreso del mundo virtual a la realidad se traduce en una deuda que apenas podrás asumir.
Y al parecer este es el futuro que potencian nuestros políticos, de manera que la última promoción inmobiliaria semipública que nos han colado en Bilbao se anuncia desde la concejalía correspondiente como "un entorno mixto residencial y de empresas tecnológicas" o lo que es lo mismo, los pisos que no se vendan en Zorrozaurre se los alquilarán a chavales que quieran ser el próximo Jobs, y me da que no es la única en España que se vende igual.
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