martes, 10 de diciembre de 2013

Falacias alrededor de la violencia doméstica contra las mujeres.

Hace poco escribí un artículo denominado Violencia de Género, el mito de la rana escaldada, que ha suscitado cierto debate y en el que han aparecido diversas opiniones al respecto, más o menos afortunadas. Como creo que el artículo se quedó en parte cojo, lo completo con éste, en referencia a diversas falacias que aparecen alrededor de este tema de la violencia de género.

La violencia doméstica contra las mujeres es  una violencia más y no debe tener un tratamiento diferente

Es una falacia muy frecuente. Es más, aparece tanto en la izquierda como en la derecha. Desde la derecha se diluye y se minimiza diciendo que los castigos son desproporcionados respecto a otro tipo de delitos similares y desde la izquierda se mezclan términos y se mete en el mismo saco a la violencia entre todo tipo de parejas, de padres a hijos y viceversa, cuando son tipologías distintas de violencia.

Lo primero, vivimos en un estado de derecho donde el primer objetivo de la justicia es la prevención del crimen, no su castigo. Para poder prevenir un crimen hay que individualizarlo no sólo en sus consecuencias, sino también en sus causas. Cualquier persona es consciente que cuando un terrorista asesina a una persona de un tiro, las consecuencias son las mismas que cuando un hombre asesina a una mujer de un tiro. La consecuencia es la muerte de una persona por un asesinato. Pero ambos crímenes tienen un tratamiento distinto debido a que las causas que han provocado esa muerte son distintas.


Y lo mismo que el castigo y reinserción de los asesinos es distinto en ambos casos, la prevención del delito también es diferente, y el análisis de las causas que llevan a ese acto de asesinato, en los dos casos, llevará a métodos de prevención distintos.

Y también son distintos los casos de violencia en el que es ella la que mata al marido, o los hijos a los padres, porque las motivaciones son distintas, así como determinados casos en los que el marido mata a la mujer, por motivaciones distintas a la violencia doméstica contra las mujeres, y aunque en todos los casos hay un delito, su prevención y su castigo es distinto. En algunos casos será más grave la pena, en otros más suave.

La ley de violencia de género presupone la culpabilidad del hombre frente a cualquier denuncia

Se trata de otra falacia muy común. No vale únicamente la palabra de la mujer, sino que se valoran dos hechos más: el informe de la policía que ha acudido a la denuncia, en el caso de que llegue en el momento en el que se está produciendo la agresión, y el informe del médico o psiquiatra forense que examina a la mujer que presenta la denuncia.

No llegas un día a tu casa y te encuentras a la policía que te detiene sin más y te enfrentas a una pena de cárcel. Los delitos hay que probarlos, y no es tan fácil mentir al respecto. Los malos tratos tanto físicos como psíquicos dejan secuelas que las determinan y analizan profesionales.

Y no hay que olvidar que una denuncia falsa es un delito también.

Hay un porcentaje muy alto de denuncias falsas.

La realidad nos dice que el porcentaje de denuncias falsas no llegan al 0'5%, y la realidad es tozuda. Otra cosa son las denuncias que se archivan, que en su mayoría son o bien porque el forense no ha sido capaz de demostrar que haya habido realmente un maltrato (lo que no significa que la denuncia sea falsa, sino que corrobora el punto anterior de que tan sólo la denuncia no es suficiente, como es lógico) o bien, como ocurre en la mayoría de los casos, que es ella la que retira la denuncia y vuelve a la cazuela bajo la promesa de que no volverá a ocurrir o presiones sociales.

No es justo que a ellas se les de una renta a cargo del estado

Una de las consecuencias de la violencia doméstica es la anulación que se produce de la mujer por parte del hombre, una anulación social y familiar, ya que en esta tipología de delito una de las características es la extrema dependencia que se produce por parte de ella hacia su maltratador. Hay que proporcionar una salida a esa mujer para que pueda valerse por si misma, ya que si no, no se rompe el círculo de la dominación.

La renta que se proporciona es muy baja, en la mayoría de los casos insuficiente, y sólo vale para salir adelante en un camino que muchas veces se tarda años en recorrer, ya que las secuelas psíquicas que quedan son en general muy graves.

La ley es desproporcionada y discriminatoria contra los hombres

Otra gran falacia. El hecho más luctuoso de este problema es cuando se llega al asesinato, cuando el hombre mata a su pareja. Sin embargo, antes de llegar a ese punto, aparecen miles de casos de violencia que no llega a ese extremo, y que hasta hace poco ni siquiera cabía la posibilidad de la denuncia. Hasta no hace mucho, pegar a tu mujer en casa era considerado una falta, cuando no era un eximente social el matarla, algo que tenía un nombre socialmente asignado: crimen pasional.

Si una mujer denunciaba, a su marido se le juzgaba por un delito de faltas, era condenado a una multa y aquí no ha pasado nada, búscate la vida, muchacha y vuelve a tu infierno, ya que como estás socialmente anulada, no tienes a otro lado donde ir.
Incluso ahora, en la inmensa mayoría de los casos las condenas son inferiores a dos años, y el condenado no entra en prisión, y tan sólo las órdenes de alejamiento y las ayudas económicas a la mujer, del estado, no del maltratador, resultan medianamente eficaces para que ellas salgan adelante.

La educación fomenta actitudes feministas

Otra gran mentira, y que está siendo además muy mal llevada. La educación trae consigo la prevención del delito y del problema al determinar y dejar claras cuales son las causas. Sin embargo, se prefiere ignorar ese problema, mezclando términos y hablando de adoctrinamiento, cuando se trata de prevención.

La educación no consiste de adoctrinar a los niños diciéndoles que las mujeres son superiores a los hombres ni ninguna de esas chorradas, sino enseñar a respetarse en sus relaciones. No se pueden eliminar los roles, ya que estos son inherentes al ser humano, pero sí que hay que enseñar a que cada uno, dentro de sus roles, debe respetar y asumir los de los demás, y que todos los roles que se adoptan en la pareja son válidos, y que la base de la pareja es el respeto, la libertad y la confianza, no la dominación, el aislamiento y los celos.

Y aunque libros como el "Cásate y sé sumisa" son meras anécdotas, estrategias de marketing y fomento de la estulticia, el abanderar ese tipo de idioteces enfrentándolas a una educación en el respeto es muy peligroso.

6 comentarios:

  1. El miedo es el arma más poderosa del mundo, y la indiferencia y el silencio sus cómplices, la mujer no necesita ayuda, necesita ser valorada como un igual! Ni Mía, Ni Tuya; Ni de Dios; Ni de nadie.....

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  2. La "Violencia de Género" es el nuevo traje del emperador.

    Imagino que tienes toda la buena intención del mundo, pero el emperador está desnudo.

    Supongamos que comparto piso con un árabe. Un día discutimos a voz en grito por cualquier cosa (uso de zonas comunes, qué ver en la televisión...). Entonces mi compañero de piso llama a la policía, y sin más pruebas que su palabra, y quizá la confirmación por parte de mis vecinos de que ha habido gritos, termino en el calabozo. Sería demencial. Eso consigue la "ley" de Violencia de Género: se carga de un plumazo mi presunción de inocencia. Por ser hombre, automáticamente soy culpable de tener motivaciones machistas si un día una mujer me denuncia. Como si automáticamente fuera racista si alguien de otra nacionalidad me denunciase.

    Respecto a las denuncias falsas: ¿qué es una denuncia falsa? ¿Aquella en la que ha habido contradenuncia por parte del inicialmente denunciado? De ser así, normal que su porcentaje sea muy bajo.

    El porcentaje significativo, más bien, debería ser el de denuncias archivadas. Que son más de la mitad. Dices que se archivan porque la mujer renuncia y "vuelve a la cazuela": ¿Cómo lo sabes? ¿Tienes una bola de cristal? ¿Por qué presupones que la mayoría de mujeres que denuncian --que son miles y no conoces personalmente-- son buenas personas y no abusan de una ley que lo pone todo de su parte? ¿Acaso las mujeres no son seres humanos, como todo el mundo?



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  3. Tu Blog sí que es una "falacia" y una "chorrada", como se nota que esto no te ha tocado de cerca, o bien otra de las típicas señoras que aplauden: "Hombre, cuántos más derechos, mejónnn!" sin importarle realmente 3 pitos la "igualdad", te lo diría y argumentaría con educación como ha hecho Jose, pero prefiero no perder el tiempo ya que visto los calificativos con que argumentas "tu verdad absoluta" (que no te la crees ni tú harto/a de canutillos) ya intuyo de qué serviría.

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    1. Conozco perfectamente el tema, ya que lo he vivido muy de cerca, cosa que me da que tú no, por lo que ni los argumentos del anterior, ni por supuesto tus descalificaciones gratuitas me afectan lo más mínimo en mi pensamiento.

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  4. Hablemos de igualdad en cuanto reconozcamos y aceptemos la existencia también de hombres maltratados por mujeres y tenga también la misma protección de la ley y ayudas del estado.

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  5. Hablemos de igualdad en cuanto reconozcamos y aceptemos la existencia también de hombres maltratados por mujeres y tenga también la misma protección de la ley y ayudas del estado.

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