En lo que va de 2014, el año en el que se iba a acabar definitivamente con el déficit de tarifa, llevamos acumulados 3.656 millones de € de deuda del sistema eléctrico. Y dentro de las novedades de la reforma eléctrica, nos encontramos con que esos 3.656 millones los tienen que financiar los agentes.
Y los pequeños productores fotovoltaicos, esos que ya han soportado un recorte de horas de sol, una reforma que recorta las primas comprometidas, ahora deben soportar también ese déficit de tarifa. Y no como lo han hecho tradicionalmente las eléctricas, con un crédito avalado por el estado en el cual es éste quien se hace cargo de los intereses, no. Deben buscarse la vida, ya sea con fondos propios o con refinanciaciones de sus deudas, para hacerse cargo de ese déficit de tarifa.
Porque el estado reconoce una deuda en virtud (por utilizar una palabra) del nuevo decreto que regula las renovables, pero no la paga. El coeficiente de cobertura en este mes asciende al 60%, o sea, que aún debe el 40% desde principio de año.
Pero cuando el pequeño productor acude a un banco a refinanciar la deuda que tiene y lleva como aval esa deuda que ha adquirido el estado con él, en la entidad financiera no pueden contener la risa, ya que consideran ese aval del estado poco más o menos como un bono basura, y la oferta que reciben es financiarla utilizando los pocos bienes que le queden y a un diferencial entre el 8 y el 11%.
Esto hace completamente inviable la financiación, quedando únicamente una salida: el concurso de acreedores y que sea algún fondo buitre quien se quede con la planta, no con la esperanza de aguantar hasta que el estado pague su deuda, sino cerrando la planta y pidiendo una indemnización al Reino Bicéfalo de España por el cambio retroactivo de la ley.
¿A cuanto va a ascender esta vez la broma? Hagamos cuentas. Por cada MW fotovoltaico hay una media de deuda de unos 4 millones de €. Si se produce el concurso de acreedores, esos 4 millones irán a la banca, que se lo comerá con patatas.
Pero seguimos. Ese MW que ha caído en manos de un fondo buitre, seguramente asociado a la entidad financiera que ha perdido esos 4 millones de €, va a demandar al estado por unos 20 millones de €, por haber cerrado la planta debido a la derogación del RD 661/2007 con efectos retroactivos.
Pensemos que quiebre el 50% del sistema fotovoltaico (los más realistas hablan del 90%). Eso son 2.500 MW de paneles solares. El agujero a la banca (el 85% nacional) es de 10.000 millones de €, agujero que no tengo ninguna duda que habrá que rescatar con fondos públicos.
Y esos 2.500 MW van a ganar al estado juicios que van a suponer una indemnización por valor de 50.000 millones de €. Y todo ese dinero, lo vamos a pagar entre todos. Y los principales damnificados por esta medida, los pequeños productores, no van a ver un sólo €, sino que se van a quedar arruinados para siempre, y todo este dinero va a ir a parar a las arcas de los de siempre.
Es un atraco a mano armada. España es una república bananera, donde se ríen de nosotros, y donde somos tan imbéciles que seguimos votando haciendo patéticas geniflexiones a quienes nos están robando el pan de nuestros hijos y nuestra dignidad. Hay que acabar con este expolio.
Si quieres conocer más sobre mí, puedes leer mis novelas, (puedes informarte aquí) de estilo variado, desde el humor de "Por un puñado de polvos" hasta el género fantástico de "La muerte de Adam", pasando por la novela policíaca de "Crimen perfecto" o "El sueño español, sí se puede", sobre la corrupción en España, recientemente publicada. En junio publiqué, "El final de la cuenta atrás" sobre la posibilidad de un ataque nuclear sobre Nueva York. Y mi última novela, "El pacto con la muerte de Emil Kosztka", un recorrido por la II guerra mundial desde los ojos de un profesor de matemáticas judío.
Si quieres conocer más sobre mí, puedes leer mis novelas, (puedes informarte aquí) de estilo variado, desde el humor de "Por un puñado de polvos" hasta el género fantástico de "La muerte de Adam", pasando por la novela policíaca de "Crimen perfecto" o "El sueño español, sí se puede", sobre la corrupción en España, recientemente publicada. En junio publiqué, "El final de la cuenta atrás" sobre la posibilidad de un ataque nuclear sobre Nueva York. Y mi última novela, "El pacto con la muerte de Emil Kosztka", un recorrido por la II guerra mundial desde los ojos de un profesor de matemáticas judío.
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