La naturaleza al parecer se nos ha desequilibrado, y el número de aves marinas muertas en las costas cantábricas, en especies como los álcidos, se ha disparado.
La voz de alarma se dio en Francia, cuando llevaba contabilizadas cerca de 15.000 aves muertas en sus costas y en España las primeras que dieron la voz de alarma fueron grupos ornitológicos cántabros y asturianos.
Al parecer, la concatenación de temporales, uno detrás de otro, sin una tregua que les permita acceder a los caladeros de peces, junto a la merma de las especies de las que se alimentan, debido a la sobrepesca (si es que el hombre, de una u otra manera tenía que estar en el ajo) son las causas de esta alta mortandad.
Miles de aves que viven mar adentro y que se alimentan de bancos de peces, acuden en las épocas de fuertes temporales invernales a la costa, volviendo a alimentarse en los períodos de tregua entre tormentas, que este año sin muy escasos.
Estas aves mueren de inanición, al no alimentarse, un hecho
que se agrava al agotar sus reservas de grasa, o sea, de energía, para poderse desplazar mar adentro a alimentarse. Y resulta especialmente dramático cuando gastan reservas importantes de grasa para desplazarse a la zona de comida, pero inmediatamente y sin apenas alimentarse deben volver al refugio de la costa.
La situación es tan grave que la mortandad este año que el número de aves muertas se acerca a las que hubo el año del hundimiento del Prestige, de manera que asociaciones de protección de la avifauna han hecho un llamamiento a la ciudadanía en general para que acudan este fin de semana a las playas a ayudar a recoger aves, y trasladarlas a centros de protección ya que el problema, si se coge a tiempo, tiene fácil solución: alimentar a las aves en situación crítica.
Resulta llamativo que en este caso, la alarma, aunque de igual trascendencia que cuando el hundimiento del petrolero, y de solución más sencilla, ya que las aves no presentan los problemas de impregnado de sus plumas en petróleo, sino que tan solo una desnutrición aguda, no pase de la mera anécdota circunscrita únicamente a los círculos ornitológicos.
Para el que en Euskadi desee acercarse a las playas, cuando encuentre un ave moribunda, desde Seo BirdLife recomiendan o bien llamar al 112, que les pondrán en contacto con responsables de los centros de acogida, o bien acudir con las aves a los centros de recuperación de la avifauna, en Gorliz en Bizkaia (94 677 48 52 o al de Igeldo en San Sebastián para Gipuzkoa (943 21 05 84)
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