Desde el pasado 6 de septiembre, en apenas mes y medio, se ha aprobado el CETA, está en auge el juicio de la Gurtel, ha habido elecciones en Venezuela donde han ganado los bolivarianos..
Pero no nos hemos enterado de nada. Nuestras miradas han estado en Cataluña. Se aprobó un referéndum que pilló, a pesar de la portada del ABC de hoy, sin los deberes hechos al gobierno de Rajoy. Vamos, como siempre.
Hemos visto cómo se ha utilizado la Monarquía (uno de los tontos útiles de lo ocurrido), cómo Pancho Sánchez (otro tonto útil) ha encontrado un nuevo mote de escudero que le viene que ni pintado, que la CUP (otro tonto útil) estaba de sobra y solo creaba quebraderos de cabeza, y que los del JxSí se habían metido en un callejón sin salida y que no les quedaba más que tirarse al barranco.
Podemos ha intentado mantenerse equidistante, pero su bisoñez hacía que fueran zarandeados hacia el independentismo o hacia el españolismo más rancio, sufriendo un cruel bombardeo en tierra de nadie, hasta que se han retirado a un segundo plano.
Ha aflorado la extrema derecha españolista, esa que durante muchos años hemos creído que no existía porque mirábamos hacia otro lado, pero que de repente ha explotado, sin complejos, y presto y veloz Ciudadanos ha acudido a recogerlos en su seno. No ha sido más que un trasvase de votos, del Pepé a Ciudadanos, compensado por otro trasvase, el de los que creen que Ciudadanos se ha radicalizado mucho, desde éstos hacia el partido matriz.
Y se han precipitado los acontecimientos, en medio de emociones enfrentadas, de esas que no nos dejan ver con claridad.
En una montaña rusa de emociones, vivimos una posible convocatoria de elecciones, una rueda de prensa que nunca que dio, una visita del Puigdemont al Senado que no pasó del hecho de ser anunciada, una declaración express de independencia, una aplicación rápida del artículo 155 de la Constitución, una rendición incondicional y una convocatoria de elecciones.
Huele a tufo a kilómetros. Huele a salida pactada de un punto en el que nadie estaba a gusto hacia otro en el que se vuelve al inicio, donde todo el mundo está tranquilo.
Una comedia en la que el público no se ha reído por la trama, sino que han sido los actores los que se han descojonado de todos nosotros.
La independencia no tenía el más mínimo recorrido. Una Europa con un montón de problemas internos de regiones que desean su autogobierno, y lo que es más importante, tomadora de una deuda enorme con España (entre pública y privada, más de 4 billones de euros), no iba a permitir que eso ocurriera, como tampoco iba a permitir que España se desestabilizara por una aplicación dura del 155, un artículo que tiene el mismo recorrido que la independencia, y que sólo sirve para forzar una convocatoria de elecciones... en la que van a repetirse los mismos resultados.
Ha sido una salida pactada. Se cesa a un héroe, Trapero, pero se pone al mando su número 2. El control de los Mossos siguen en las mismas manos. No se interviene la televisión pública, ni educación, no hacienda, y se convocan elecciones en el plazo más breve posible, para diciembre, apenas un par de meses. No da tiempo ni a calentar los ánimos por un "ocupación" del gobierno catalán, ni a desmontar el chiringuito.
Habrá elecciones, y me atrevo a vaticinar lo que va a pasar. ERC y PdCat se presentan por separado, ya que ERC no se ha quemado con esta historia, pero el PdCat ya no tiene ni siglas. El PSC salva los trastos, a pesar de que se tienen que haber quedado con cara de gilipollas de puertas adentro por cómo han sido utilizados como tontos útiles. La CUP... no sabemos si se presentará o no, pero de hacerlo caerá, ya que son los otros tontos útiles, y la gente se ha dado cuenta de ello.
El PP... testimonial. Albiol es sacrificado por el incremento de apoyo a Rajoy en el resto de España (donde también se han reído de nosotros, pero como en general no nos enteramos, o no nos queremos enterar...). Ciudadanos, se mantendrá o puede incluso que baje algo (otros que piensan más en Madrid que en Barcelona). Y podemos, en su equidistancia, se puede convertir en la llave de la gobernabilidad, ya que los de ERC se pueden agarrar al discurso del derecho a decidir para sostener en ellos el próximo gobierno catalán.
Y volveremos a la tranquilidad del 3%, a la reivindicación eterna, al tira y afloja de la autonomía, pero dentro del orden constitucional, a las Diadas multitudinarias. Volveremos a la Gurtel, a los recortes, a la criminalización de los independentistas y bolivarianos.
Cada uno (roba) en su casa, y Dios en la de todos.
Qué comedia... y el público aún aplaudiendo.
Ascodepaís.
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Lo positivo del proces
El rey ha firmado su abdicación
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